Imaginemos ¿Cuántos estadios se podrían llenar si se juntaran todos aquellos que aseguran haber visto en su debut a Diego Maradona? ¿Cuántos teatros abiertos al mismo tiempo precisarían si convocaran a quienes afirman haber visto a Sumo en vivo? ¿Y cuántas páginas, de cuantas revistas o libros ocuparían si cada uno de ellos se tomara el tiempo de describir las sensaciones que produjeron en ellos al verlos ejecutar los instrumentos por los que son distinguidos? Diría sin dudar que las sensaciones encontradas, igual que la cantidad de páginas a emplear han de ser infinitas
Me atrevo también a imaginar, que cada uno de los allí presentes, en cualquiera de esos espectáculos habrían de sentir en el aire, cierto clímax, un halo de misterio envolviendo la noche, dejando entrever a los más sensibles que allí algo estaba por pasar
Esa misma sensación fue la que advirtió más de uno al entrar aquella noche en el Salón, pues algo estaba por ocurrir, y ocurrió, un estampido estrelló a los más ansiosos contra el escenario apenas sonaron los primeros acordes de "La Horca" que a modo de inicio de crónica boxística espetó a viva voz ¡Vivir rápido y reaccionar, apretando los dientes!, simulando ávida experiencia en medicina, desde el escenario, bramaban repartiendo nutridas dosis de emociones, tituladas con nombres acordes a ocupar la primera plana de los periódicos más sensacionalistas “Viva cualquier revolución” “El vindicador” “Vicisitudes de un mercenario post revolución industrial” pero usted que es un ser pensante, y en ese tiempo que tarda en la fila del supermercado mientras espera a pagar, aprovecha para informarse un poco, se encontrará a gusto y le serán familiar estos títulos “el arte de sufrir” “superación personal” “usted puede sanar su vida” “gente poli-tóxica” “Guía para combatir las causas de la infelicidad” los más comprometidos o intelectuales del género sostienen que esta música acompaña e invita al pensamiento, a la reflexión y el cuestionamiento, RNI parece ironizar y reírse de ello todo el tiempo, como evidencia están sus letras, la puesta en escena y la temática elegida a la hora de publicar sus discos, si eso no es suficiente, “La culpa no perdona” canción que ilusiona con un nuevo disco
La Noche se esfumó entre las sienes y al otro día más de uno llevaría latente consigo lo presenciado, algo había ocurrido, después de nueve meses de ausencia en los escenarios Responsables No Inscriptos volvía a tocar en vivo en el Salón Pueyrredón
Fotografías: Alexis Carpio
Crónicas: Ernesto Chérquis Bialo
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